Educar bien ahora

Por Enrique Cruz

Son varios los factores que explican el grado de desarrollo que tiene un país, uno de ellos, que quizá es el básico, es la educación del mismo. Sin embargo, es fundamental que dicha educación sea de buena calidad, entendida ésta como aquella que logra los aprendizajes necesarios con la meta de poder contribuir positivamente a la construcción de la sociedad a la que se aspira, pero también a la que se requiere en el contexto internacional.

Así, con la finalidad de aspirar a ser un país con bienestar y desarrollado será necesario apoyar a la educación, ya que como decía Moshinsky : “ la materia prima más valiosa de un país es la materia gris de sus habitantes”, y no se puede ser protagonista a nivel mundial si no se desarrolla ésta.

El término educación proviene de educare que alude a formar, instruir o guiar, pero también proviene de educere, que alude a sacar o extraer. En otras palabras, la educación no sólo viene de afuera, sino también de adentro. Es decir, se requiere de los demás para educarse, de la sociedad, pero también y sobre todo, de uno mismo, de la propia voluntad.

La situación crítica que vive la educación nacional, expresada en los bajos aprendizajes que se documentan en los exámenes nacionales e internacionales en los que ha participado México, tiene diversas fuentes que están documentadas en varios estudios.

Decía Einstein que si seguimos haciendo lo mismo no podemos esperar resultados diferentes, y los niños, adolescentes y jóvenes necesitan que se genere un cambio positivo en la educación que les permita acceder a las oportunidades que se les están disipando y no hay más tiempo para perder.

En los salones de clase, la atención se ha convertido en uno de los retos mayúsculos que enfrentan los docentes, ya que se ha venido perdiendo paulatinamente el deber de la atención y quizá el interés de aprender, influido también por la facilidad de acceso en el aula a información de los diversos medios que atrapan su atención, esto aunado a su escasa reflexión para identificar lo que es relevante o necesario al propósito fundamental que cada quien haya identificado o definido para sí mismo.

La pérdida paulatina de la atención ha impulsado a que el docente redoble el esfuerzo y busque a través del estímulo, la motivación o el propio entusiasmo, generar la atención y el deseo de aprender del estudiantado, buscando llegar a su mente y su alma con la finalidad de construir su futuro y simultáneamente impulsar iguales oportunidades a todos ellos.

A pesar de los esfuerzos que cada institución seguramente realiza, la ausencia a clase, la reprobación y los resultados en deserción, de manera particular en el nivel medio superior, siguen siendo preocupantes.

¿Qué se puede hacer para lograr que los estudiantes reciban una buena educación y logren sus objetivos?

Un aspecto central consiste en examinar las necesidades reales de los estudiantes y  jerarquizarlas, atendiéndolas según su importancia, quitar el exceso de contenidos en los programas con el fin de centrarse y profundizar en los aprendizajes más necesarios o relevantes, generar un buen clima de aprendizaje donde no exista rastro alguno de temor y que  a su vez permita el abierto cuestionamiento de los aspectos tratados en la clase, desarrollar más curiosidad a través de experimentos o preguntas,  así como aprender a aprender juntos, pues los retos que se enfrentan tanto nacional como internacionalmente exigen creatividad, innovación y colaboración.

Los docentes están conscientes que a los estudiantes les falta apoyo, además de formación, y que para desarrollarse y extraer el potencial de cada uno de ellos se necesita tener buenos modelos a seguir, que los orienten e inspiren.  Es decir, los estudiantes requieren  ayuda para  sacar su talento y  encender su fuego interno, ya sea de un profesor inspirador o alguien más que les brinde el soporte y la guía requerida. El trabajo consiste en sacar lo mejor de ellos ofreciéndoles la atención que necesitan.

Considero que, además de acceder a una educación equitativa, pertinente y relevante, es necesario cuidar dos aspectos fundamentales que ayudan a los estudiantes a continuar sus estudios y  construir exitosamente su proyecto de vida, que son: que puedan aprender a aplazar las gratificaciones y a comprometerse de forma constante con lo que es trascendente para la consecución de sus propósitos. La técnica de storytelling puede ser útil para iniciar estos procesos.

La Dra. Pasantes señala que una neurona sola no hace gran cosa, pero muchas neuronas unidas pueden crear una sinfonía, debido a que lo importante, señala ella, son las conexiones entre las mismas.

La comunidad, la escuela, los directivos, docentes, padres de familia y estudiantes deben estar unidos, deben estar cohesionados y trabajar colaborativamente. El reto y objetivo central es cambiar positivamente la vida de los estudiantes y éstos deben asimilar que su florecimiento como personas estará influido poderosamente por la pasión y dedicación que pongan en lo que hacen.

Las democracias exigen un cierto sentimiento de comunidad, de pertenencia, de responsabilidad con los otros y simultáneamente de agradecimiento por lo que los demás han hecho por nosotros. El COVID-19 reforzó que se debe trabajar colaborativamente, que es absolutamente necesario tener docentes líderes para poder personalizar la educación, esto debido a que muchos estudiantes mantienen atrasos significativos y el virus los agrandó.

El objetivo consiste en cambiar favorablemente la vida de los estudiantes; los padres, antes que nadie, deben tener una gran responsabilidad e interés por el futuro de sus hijos, por ello es sumamente importante ofrecerles ayuda e información y la escuela puede brindarlas, además de solicitar recíprocamente su apoyo con la finalidad de cambiar la realidad que viven los estudiantes.

Los docentes pueden influir significativamente en el futuro de cada estudiante y por ende de la sociedad, así que ellos deben recibir todo el apoyo con el fin de que realicen de la mejor manera posible su tarea de ayudar a que cada estudiante sea capaz de construir su propio aprendizaje, recordando que éste es un proceso activo, no pasivo, que exige contrastar y cuestionar lo que se aprende, para lo cual requiere además conocer la etapa de desarrollo cognoscitivo en que se encuentre cada estudiante con el objetivo de incidir de manera óptima en su proceso de aprendizaje.

Los procesos y resultados actuales de la educación en México deben mejorarse con la participación y compromiso de todos. No hacer nada al respecto debería considerarse una seria negligencia, ya que se estarán negando las oportunidades de desarrollo y bienestar a millares de estudiantes al no ofrecerles una buena educación. Este desafío se tiene que enfrentar con decisión iniciando con la propia voluntad de cada uno, evitando la confrontación. Cambiar la mentalidad imperante, de manera tal que nos permita acceder a una forma distinta de enfocar y pensar las acciones que se requieren implementar.

La urgencia de un cambio profundo debe estar basada en la responsabilidad. El profesor reproduce lo que sabe, por ello es indispensable su capacitación y actualización permanente, sin trabas burocráticas para ello, así como facilitarle los espacios para que pueda innovar, trabajar colaborativamente y ayudar en el cambio de mentalidad desde el aula a través de inspirar a sus estudiantes, liberando el potencial creativo de ellos para que sean protagonistas del cambio.

No estamos en momentos fáciles y las personas se agotan de escuchar discursos contradictorios, donde sólo se vela por intereses propios, sin tener una visión articulada del conjunto, con faltas graves de respeto y civismo, sin escuchar al otro y sin empatía alguna, que polarizan y fragmentan a la sociedad, justo lo opuesto a lo que busca la educación. Por ello es imperativo que se diseñe un discurso educativo unificador, que cohesione e integre las visiones y genuinos intereses de la sociedad mexicana.

No se debería tolerar que el abismo actual entre nuestro país y los más prósperos se siga agrandando por una insuficiencia, ya sea en la planeación, diseño, ejecución o supervisión de la educación que llegue a todos.

Los retos que se enfrentan deben ser asumidos como protagonistas, ya que el sentido en la vida está conectado, al menos en parte, con enfrentar aquellos y entender quiénes somos en el contexto internacional y sobre todo dónde queremos estar en el mundo. 

Debemos estar alentados y respaldados en la posibilidad de construir un futuro distinto y mejor que llegue a todos, de darnos la oportunidad de hacer algo que marque una diferencia para las nuevas generaciones, que distinga un antes y un después. Dejar de ser espectadores para ser protagonistas, está en nuestras manos, lo tenemos que hacer nosotros. México lo necesita ya.


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